lunes, 7 de octubre de 2013

RESUMEN TEMA 2:
"LA APRECIACIÓN PLÁSTICA DE ESTILOS ARTÍSTICOS. LA NECESIDAD DE JUICIOS CRÍTICOS".

            Para hablar de belleza o fealdad, tanto en la Edad Media como en la antigua Grecia se utilizaban una serie de normas y pautas tanto para la composición de obras como para la clasificación de si eran consideradas bellas o no. Como creadores de estas normas encontramos a diferentes personas y uno de los grupos que más influencia ha tenido son los pitagóricos, los cuales consideraban que la belleza se encontraba en los números, las proporciones y la igualdad, y por consiguiente de armonía, la cual definían como la ausencia de los opuestos.
            El pensamiento de los pitagóricos distaba mucho de la opinión o visión de Heráclito de la armonía, que según el consistía en el equilibrio perfecto de los opuestos, tal y como sucede en la realidad que existe belleza con la presencia de ambos y no con la ausencia de alguno de ellos.
El nacimiento de Venus,
Sandro Botticelli (1484).

            A pesar de la importancia que tubo este nuevo punto de vista que le abrió un hueco a la simetría en el arte, la arquitectura, etc. las proporciones seguían estando muy presentes a la hora de los juicios críticos.

            Por otra parte los autores de la escuela de Chartres hablan de la belleza como un proceso orgánico el cual podemos interpretar de diferentes maneras si nos remontamos a su autor, es decir entra en consideración la intención del autor a la hora de realizar su obra.
            En relación con la belleza también se resaltaban la adecuación al fin, es decir si algo no tenía las propiedades necesarias para ser utilizado era considerado feo, el capitulo III “la belleza como proporción y armonía” lo ejemplifica perfectamente con un martillo de cristal perfectamente realizado y con unas proporciones óptimas y adecuadas, pero en cambio no es posible utilizarlo, por tanto, no se hubiese dudado en clasificarlo como feo.
 




Laocoonte y sus hijos,
Agesandro,  Polidoro y Atenodoro de Rodas.
            Teniendo en cuenta que también se realizaban clasificaciones en cuanto a la fealdad, debemos resaltar lo descrito en el capitulo XI “Lo siniestro”, en el cual se define como feo, siniestro o terrorífico, aquellas situaciones, obras, cuentos, etc. que salen fuera de lo normal, es decir, aparición de fantasmas, demonios, sucesos que no pasan en la realidad o que en caso de suceder causan temor o terror, como amputaciones, castraciones, asesinatos, etc.


            Freud junto con Jentsch, afirmaban que lo siniestro era aquello que se contraponía claramente con lo tranquilo, agradable o apacible, pero también afirma que también se trata de algo siniestro cuando sucede una “regresión al pasado”, es decir, algo de nuestra infancia o niñez que nos turbaba o nos inquietaba regresa y nos hace tener miedo de nuevo, no solo en lo referente a lo sobrenatural, también a otros tipos de miedos. 

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