En la actualidad, nuestra sociedad está formada por
una gran variedad de elementos publicitarios, ya que a diario podemos encontrar
millones de imágenes con una gran cantidad de mensajes visuales que captamos
durante un periodo de tiempo breve y tal es su influencia, que contribuyen a
estimular la imaginación por medio de dos factores: el recuerdo que tenemos de
la imagen que nos ha atraído o la expectación ante tal elemento que se nos
ofrece.
Sin embargo, como a diario estamos expuestos a esta
gran cantidad de publicidad, ya no nos produce un gran impacto al verlas aunque
nos podamos centrar en una imagen concreta porque nos ha llamado la atención o
nos han atraído los mensajes visuales que nos presenta.
En general, la publicidad es justificada como un medio
competitivo cuyo último beneficiario es el consumidor, ya que para llegar a él
sufre una serie de procesos. Todo ello, está relacionado con la idea de
libertad:
Por un lado, liberad de elección para el comprador y por
otro lado, libertad de empresa para el fabricante.
En definitiva la publicidad es la cultura de la
sociedad de consumo, ya que la publicidad es un agente activo de nuestra
cultura mediante la utilización de signos basados en las señales naturales que
después pasarán a ser culturizadas al formar parte del conjunto simbólico de la
comunidad.
De este modo, la publicidad tiene como objetivo
centrarse en las preferencias de un posible comprador que resulte atraído por
el producto que se está patrocinando. Por ello, podemos destacar que la atracción
de un comprador hacia un producto se debe, en cierto modo, a la información
visual que capta poco a poco el trazado cultural, y se encarga de estructurar
nuestros hábitos.
Podemos establecer que
cualquier obra de arte “citada” por la publicidad tiene dos fines:
Por un lado, se trata de un signo de riqueza que forma
parte del mobiliario que el mundo atribuye al rico, y por otro lado, sugiere
también una sabiduría que es superior a cualquier vulgar interés material.
En definitiva, el propósito de la publicidad es que el
consumidor no se sienta satisfecho con su modo de vida presente sino que la publicidad le insinúa que comprando lo que
se le ofrece, su vida mejorará. De este modo, podemos destacar que toda
publicidad actúa sobre la ansiedad, ya que la publicidad es la vida del
capitalismos y al mismo tiempo un sueño.
Por último, es
importante tener en cuenta que no podemos confundir publicidad con el placer o
los beneficios derivados del uso de las cosas, ya que la publicidad es efectiva
porque se nutre de lo real y se centra en las relaciones sociales, no en los
objetos.
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